POEMAS
Osvaldo Bazil
Ella, la que me ha dado más ensueños
Yo, que llevo enterrados tantos sueños,
POEMA DE LA DESPEDIDA
José Ángel Buesa
pero sí sé que nunca volveré a amar así.
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en tí.
CANCIÓN DEL AMOR LEJANO
José Ángel Buesa
Ella no fue, entre todas, la más bella,
pero me dió el amor más hondo y largo.
Otras me amaron más; y sin embargo,
a ninguna la quise como ella.
como a una estrella desde mi ventana...
Y la estrella que brilla más lejana
nos parece que tiene más reflejos.
como una playa cada vez más sola,
que únicamente guarda de la ola
una humedad de sal sobre la arena.
como el agua en un cántaro sediento,
como un perfume que se fue en el viento
y que vuelve en el viento todavía...
como un arado sobre la llanura,
abriendo en su fugaz desgarradura
la esperanza feliz de la cosecha.
pero llenaba lo vacío,
como el viento en las velas del navío,
como la luz en el espejo roto.
la que me dió el amor más hondo y largo.
Nunca fue mía. No era la más bella.
Otras me amaron más... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.
AL AMOR
Tal vez, amor, bajo el sagrado velo
y en él clavas la flecha a tu sabor.
Tirano dios, cuya perfidia lloro,
el infortunio me enseñó a temer.
Más ¡ay de mí!, si mi peligro adoro,
¿qué vale, amor tu astucia conocer?
ROSA
Rosa, joven divina y vaporosa,
formada del aroma de las flores;
dulce como canción de ruiseñores;
cual noche de esponsales, deliciosa.
Era de honor encantadora marca
su pecho; en su pupila penetrante
fulguraba una página del Dante;
en su faz, un soneto de Petrarca.
Su cuerpo era conjunto primoroso
de estrellas y jazmines. ¿Quién diría
que bajo forma tal palpitaría
un corazón tan grande y poderoso?
Rosa, joven divina y candorosa,
del bello capitán enamorada...
¡Cuán infeliz, vendida y desgraciada
fuiste por el amor... ¡Ay pobre Rosa!
Arístides Pongilioni
Plácida imagen, que en mi mente vaga;
nombre, más dulce que la miel hiblea,
vibra en mi alma.
Do quiera tiendo la mirada ansiosa,
doquier leve murmullo se levanta,
sueño de amor, la imagen me aparece,
y escucho esa palabra.
Nuca en sus alas la llevó a tu oído
la brisa al penetrar por tu ventana?
Es que en mis labios sin sonido flota,
y espira en mi garganta.
Pero si un punto de tus negros ojos
brilla en los míos celestial mirada,
ellos dirán en su lenguaje mudo
lo que mis labios callan.
Mírame! busca en mi semblante triste
ese secreto que mi pecho guarda,
y dime, ah! dime que alentar me es dado
siquiera una esperanza!
LA COPLA
Tiene la mariposa cuatro alas;
ella, al girar, resbala por las flores;
tú por los labios, al girar, resbalas.
Como luces su túnica, tú exhalas
de tu forma divinos resplandores,
y fingen ocho vuelos tembladores
tus cuatro remos y sus cuatro palas.
Ya te enredas del alma en una queja,
ya en la azul campanilla de una reja,
ya de un mantón en el airoso fleco.
En el pueblo, andaluz, copla, has nacido,
y tienes --¡ave musical!-- tu nido
de la guitarra en el sonoro hueco.
AFRODITA
Venus, la de los senos adorados
la que al mirar derrama mariposas
y al sonreír florecen los collados;
la que en almas y cuerpos congelados
fecunda vierte llamas generosas,
de Eros a las caricias amorosas
ostenta sus ropajes cincelados.
de cuanto sueña y goza, piensa y siente;
de cuanto canta y ríe, vibra y ama.
en el agua canción, beso en la brisa,
ascua en corazón, flor en la rama.
ULISES RAYO
MÍRAME
con tu luz en la sombra
con el fuego que emanas,
penetra mi cuerpo,
cual rayo en el viento,
se dispersa como el fuego
y me quema por dentro.
Si no me miras,
como luz del cetro,
con el fuego de tu adentro,
se aleja de mi centro.
Ya muy lejos,
se expande en el universo
y me deja sin aliento.
Si regresas tu mirada,
si expresas en la nada,
te pido me tomes con tu alma,
para amarte como a nada.